Culto al fracaso. Origen del postureo
Aunque alcanzar el éxito, en el 99,99% de las ocasiones..., suponga que haya que enfrentarse antes con el despreciable fracaso y asumir sus consecuencias, haber conocido el lado oscuro antes tampoco garantiza que "después de la tormenta el Sol se asome" aunque instagram (o LinkedIn) te lo certifiquen. Aunque todo ganador ha experimentado antes el fracaso, no todo el que fracasa termina siendo ganador.
Las cosas, por su nombre
Equivocarse, fallar, perder... Es una mierda se mire por donde se mire y se publique donde se publique. Aceptarlo tal y como es y no como se pretende mostrar en determinados círculos sociales (también en el profesional), desde la honestidad puede abrirnos las puertas de la verdad (absoluta) del fracaso y esta darnos la posibilidad -que no certeza- de alcanzar el éxito (relativo).
Comprender esto nos hace capaces en cierta medida de saborear la derrota pero eso, ni implica que sea una victoria, ni que "todo vaya a salir bien". Nos compensa en cierta medida con la posibilidad de aprender del fallo. Si encima no aprovechamos el viento del sufrimiento a nuestro favor ya... Apaga y vámonos. La única bondad del fracaso respecto al éxito es que, si nos acercamos a él hasta comprenderlo (del latín "dirigirse hacia dentro"), nos puede ayudar a crecer aprendiendo (del latín "agarrar"). El éxito, en cambio, no siempre ayuda a mejorar y "no se agarra".
El hombre es un animal y tropieza con la misma piedra que anteriormente había encontrado en el camino. Pero da igual la cagada que se haga si se envuelve en una bonita nube de filtros y se presenta al público con una frase motivacional acompañada por un puñado de hastags como un verdadero triunfo. Ya lo decía el jefe de campaña de Adolf Hitler, Joseph Goebbels “Una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad”. Y es en ese momento cuando ya no hay aprendizaje posible.
Miedo al fracaso cambio
Si el fracaso puede definirse como la ausencia de éxito, las preguntas que hemos de hacer al respecto tendrán que girar en torno a: ¿Qué es el éxito? Este no trata de si somos cabeza de ratón o cola de león, sino de quiénes somos; nuestra identidad y propósito. Una pregunta íntima de cada persona y/u organización. ¿Qué queremos ser..., Para qué..., A dónde queremos llegar..., A quién?. LA VERDAD.
En ese camino, pasar por el fracaso es (al 99,99%) inevitable y el aprendizaje probable. Si somos verdaderamente honestos con nosotros mismos, al equivocarnos, podremos exprimir lo aprendido y es de suponer que implementaremos cambios de cara a futuras ocasiones en las que volvamos a enfrentarnos a retos y situaciones similares a las que anteriormente nos desafiaron e hicieron caer.
En este contexto, junto al habitual miedo a tener miedo emerge un obstáculo mayor, el miedo al cambio. Y esto es un problema porque el cambio NO es optativo. Vivimos en un frágil equilibrio (inestable) -cuando lo tenemos- y la única forma de recuperar nuestra vertical es la de compensar las diversas fuerzas a través de la implementación de cambios.
La clave del buen funcionamiento del método Lean Launchpad en la identificación y validación de modelos de negocio viables, está en su base científica y las metodologías que combina. A través de la experimentación y testeo de hipótesis permite implementar cambios/pivotes en las variables críticas que definen el modelo de negocio de forma ágil (interactiva e iterativamente) a través de los insights obtenidos o aprendizaje validado.
Del homo defecito al homo sapiens
Referencias:
- "El monje que vendió su ferrari" - Robin Sharma.
- "El hombre en busca del sentido" - Viktor E. Frankl.
- "El principito" - Antoine de Saint-Exupéry.
- "El manual del emprendedor" - Steve Blank y Bob Dorf.
- "Las virtudes del fracaso" - Chales Pépin.
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